La osteoporosis es una enfermedad caracterizada por la disminución en la densidad del hueso, haciendo que estos se tornen frágiles, porosos y con ello, un riesgo elevado de fractura. Los factores de riesgo de desarrollo de la enfermedad más comunes son: postmenopausia, uso prolongado de esteroides o de medicamentos para la epilepsia, la desnutrición, el tabaquismo, el sedentarismo, las enfermedades reumatológicas (como artritis reumatoide) y el antecedente de un familiar con la enfermedad.
Suele ser una enfermedad silenciosa, ya que generalmente no tiene síntomas hasta que existe una fractura tras alguna caída, golpe o un sobre esfuerzo físico.
Las fracturas por osteoporosis generalmente generan discapacidad y dolor, por lo que, un diagnóstico oportuno es indispensable para evitar complicaciones a largo plazo.
El tratamiento incluye cambios en el estilo de vida, como dejar de fumar, controlar las enfermedades que afecten el metabolismo óseo y realizar actividad física (prescrita por un especialista). El tratamiento farmacológico suele emplearse por varios años junto con suplementación de vitamina D y calcio. La elección del medicamento dependerá en todos los casos de la región anatómica ósea más afectada y las preferencias del paciente. Invariablemente, se deben tomar las medidas correctivas necesarias para la prevención de caídas (y la consecuente fractura).